Creciendo en público
Ezequiel García
Novela gráfica, blanco y negro, tapa blanda, 27 x 27cms.
112 pags., ISBN: 978-987-27654-8-4, Tren en Movimiento Ediciones (2013)
Buenos aires. Amor. Sueños. Amistad. Recuerdos. Depresiones, ansiedades y paranoias. Facebuk. Sexo. Familia, padres, abuelos. Cine. TV. Represión y desalojo. Videla. Countries de zona norte. Patrimonio arquitectónico. Discos de vinilo. Beatles. Auténticos Decadentes. Arte contemporáneo. Romero Brest, Edgardo Giménez. Becas y subsidios. Vasos y besos. Rock nacional. Graffitis. Evolución. Moby Dick. Involución, progreso. Compañeros de escuela. Amigos de Kirchner. Alucinaciones pospunk. Esperanzas. Estar en pareja. Pasar los 30 y no llegar aún a los 40. Una novela gráfica argentina.
“Creciendo en público” toma su título del disco homónimo de Lou Reed de 1980. Suerte de secuela de “Llegar a los 30” (Emecé, Argentina, 2007), el libro hace una descripción generacional detallando las idas y vueltas sentimentales del personaje principal y los que lo rodean, quienes se mueven entre recitales, exposiciones de arte, fiestas y redes sociales en una Buenos Aires que oscila entre la destrucción del patrimonio arquitectónico y el desalojo de sus habitantes, al mismo tiempo que ofrenda hermosos paseos en sus adoquinadas, graffiteadas y arboladas calles: la misma ciudad que el lector puede identificar en lo cotidiano. A través del cine, la música, el arte, la política y la sociedad, la amistad y la familia, en una deriva fluida por recuerdos de infancia y adolescencia, miedos, fantasías y sueños, hasta la afiebrada historia de Jonás y la ballena, extraída del “Moby Dick” de Melville, conquista un tiempo preciso en el relato. A partir de un dibujo crudo en lápiz, “Creciendo en público” se despliega con lógica propia en su particular formato cuadrado, sin un patrón estricto en cuanto a la cantidad, forma y tamaño de las viñetas, y las páginas buscan una composición propia en cada caso, convirtiéndose en una pieza en sí misma. La tapa del libro presenta al protagonista somnoliento, en su tablero de trabajo, a la vez angustiado y en paz, rodeado del repertorio de personajes, objetos y fantasmas que aparecen a lo largo de la historieta, en una suerte de relectura del grabado de Goya “El sueño de la razón produce monstruos”: “El autor soñando. Su intento sólo es desterrar vulgaridades perjudiciales y perpetuar el testimonio sólido de la verdad”.